VILLA ARIZA. Breves referencias (trabajo leido en la Escuela N° 68 el 15/9/1976

 

Por el año del Centenario -1910- la mayoría de los fumadores consumían cigarrillos de veinte centavos el paquete o "atado". Los había de otros precios de 10, 15 y 30 centavos. Por ahí se le ocurrió a una fábrica lanzar a la venta una mezcla de tabaco superior y los vendía a 40 centavos, (los 43, de a 40, marquilla dorada de Piccardo y Cía) fueron escasamente fumados.

Los de veinte centavos que agrupaban la mayor cantidad de consumidores se disputaban la clientela por medio de premios y concursos: ¿Cuántos granos de maíz o de arroz tiene la botella? ¿Cuándo se extinguirá la vela? ¿Quién ganará el campeonato de la primera división de fútbol?, otros incluían en cada paquete un vale equivalente a uno o dos centavos según el valor del atado, un dicho, una figurita y algunas empresas para ahorrarse de imprimir o comprar algo para incluir en los atados -siempre costoso y que no fuera falsificable- aceptaban el mismo envoltorio -la marquilla- en el cual venían los cigarrillos siempre que tuvieran adherido un trozo de la estampilla fiscal del impuesto.

Los premios eran distintos, algunas marcas por cien cartoncitos-vales- obsequiaban doce fotografías tamaño postal (siglo XX) por 800 un reloj de bolsillo Condal, por 200 una caja de 20 atados de cigarrillos de 20 centavos, por 500 marquillas vacías UN LOTE DE TERRENO EN VILLA POSSE (Mitre) y más tarde otra marca (Rico Tipo) también con 500 marquillas vacías obsequiaba UN LOTE DE TIERRA EN VILLA ARIZA ITUZAINGO.

Así el señor Ariza, fabricante de cigarrillos, para acrecentar su venta obsequiaba con un lote de terreno a sus favorecedores en la localidad y pretendía fundar un pueblo con su nombre. La Municipalidad aprobó los planos con el nombre de VILLA ESPERANZA. Pero le quedó VILLA ARIZA.

Muchos fumadores tenían la constancia de reunir las marquillas y escrituraban el terreno. La escritura costaba unos treinta pesos, pero era raro el que se afincara en el lugar, lejano y muy difícil de llegar entonces.

Trenes a vapor, pocos en el día, era poca la extensión de tierra, un lote 200 a 500 metros cuadrados, exigua para tan alejado lugar "en el campo".

Para ir a la estación, hacer las compras, había que tener un caballo o un sulky.

El tiempo transcurría y el lugar no prosperaba. El negocio de los cigarrillos tampoco, pese a premio tan concreto. Entonces la fábrica cerró y la tierra -la loteada- se hizo cargo un nuevo señor: la familia Pasquié y Cía. y el Banco Supervielle, con la esperanza que se formara el futuro pueblo. Que al fin llega.

Se sitúa en las tierras de ARIZA administradas por el banco ahora, un horno de ladrillos. Los hornos son industrias ambulantes -donde hay tierras para fabricar ladrillos se instalan, terminada la tierra, a otra parte. Para la población del horno, construían unos ranchos con paredes de adobe (ladrillo crudo) para las bases de las paredes y de carga sobre las chapas de zinc, una hilera de ladrillos cocidos -de esta manera se aseguraban contra el agua de las lluvias que no le llevara la pared y contra el viento que no se le llevara las chapas; una aguada, con una noria, y el pisadero donde la yeguada, con su andar circular, preparaba el barro al que luego se le agregaba "la liga" paja y estiércol de caballo que les darían consistencia, al transformarse en ladrillos.

Este horno que se sitúa en VILLA ARIZA era de don NICOLAS DEFILIPPI. Pero Defilippi -en vez de construir un rancho, como todos los industriales de su oficio- hizo construir una casa con amplias dependencias, se radicó en el lugar con su familia.

Como consecuencia, en sus alrededores se construyeron otras y comenzó a formarse el pueblo.

El horno era industria y con él, comenzaron a trabajar obreros, peones que debían llegar al lugar todos los días y con ellos los proveedores, el panadero, el almacenero, carnicero, transporte de elementos -carbonilla, leña, abono...- Villa Ariza comenzó a moverse.

La gente tenía que llegar todos los días al lugar y algunos imitaron a don Nicolás Defilippi se situaron en la Villa o en las cercanías.

Los primeros que se asentaron fueron familias accesorias al horno y el elemento indispensable para moverse era el caballo y el sulky.

El caballo para los chicos era un chiche, y el compañero al que lo único que debían darle era agua y un poco de maíz para tenerlo dócil y aquerenciado. Luego, echado al campo de todos, toda VILLA ARIZA era un enorme potrero. Campo de pastoreo. En cada casa había uno o varios caballos. Uno era para los mandados, otro para el padre para las obligaciones mayores. Ir al almacén, a la panadería, al pueblo, era el caballo el medio común, por lo general servía un petiso manso, algunos venían al silbido y.... ¿qué traigo mamá? También servía para otras cosas importantes, ir al colegio, llevar en ancas al hermanito y más atrás algún invitado... con riesgo de cruzar una zanja, perderlo por el camino.

En aquel entonces (1912) se construía la unión del ferrocarril con el tranvía subterráneo - túnel de plaza Miserere. La empresa constructora Pasquié y Cía. también interesada en la venta del Sr. Ariza, estableció un servicio de coches especiales con un distintivo para realizar el servicio entre Ituzaingó y Villa Ariza para todos los trenes que salían de Once, desde las 11 hasta las 16.30, los días domingos y de fiesta.

Los boletos para ese coche se vendían en Buenos Aires, Banco Supervielle y Cía, San Martín 184 y en Ituzaingó en el almacén de ramos generales de los hermanos Pastré y el vecino Miguel Nuin.

El progreso era lento, de acuerdo al momento, y se pensó que asegurando la comunicación y no solamente en los días domingos y festivos para todos los días, sería el seguro medio para que el lugar se poblara. Se proyectó una línea de tranvías.

Así fue que durante 1913 se realizaron las gestiones municipales y se obtuvo una concesión por 20 años para instalar desde VILLA ARIZA A LA ESTACION ITUZAINGO un servicio de tranvías a caballo.

Debe haber facilitado su instalación la empresa Pasquié y Cía. citada anteriormente en buenas relaciones comerciales con el Ferrocarril del Oeste, pues le construía la unión de vías y el túnel -Once Plaza Miserere- Tranvía Once-Plaza de Mayo.

Seguramente adquirieron durmientes de segundo uso, vías livianas y con la facilidad del terreno sumamente llano, permitió extender la línea rápidamente, con una única obra maestra -de mampostería-un desagüe en diagonal, alcantarilla, cubierta con tablas de quebracho, sobre paredes laterales, que se construyó en la esquina de las calles Castelar y Gambeta, hoy Carlos M. de Alvear y Olavarría.

En la estación Ituzaingó, punta de rieles, el caballo se desenganchaba del coche y se lo llevaba al contrafrente. Su inauguración oficial fue todo un acontecimiento, el 24 de mayo de 1914 con la presencia del intendente de Morón, Ernesto Grant, el presidente del Concejo Deliberante Aldebrando Brunetti, concejales, pobladores y vecinos.

Los coches eran 3 comprados o renovados a la Compañía de Tranvías Anglo-Argentina de la ciudad de Bs. As. -material de rezago- ya no se usaban en la Capital Federal como de a caballo y se habían dejado de usar también como acoplados de los tranvías eléctricos.

Los vendían -me informaba Pergolezzi, que fuera uno de los conductores- por la suma de cuarenta pesos. Puertas corredizas, toda madera de roble americano, asiento a lo largo del vehículo, ventanillas que se alzaban con vidrios en fin, eso era no un pago, un verdadero regalo.

Periódicamente había que cambiarle el aro a las ruedas, es claro, se gastaban. Así anduvo el tranvía muchos años. Con el tranvía la poca gente que se había situado se sintió más tranquila, más cerca.

Los domingos por la tarde para diversión de los pobladores y atracción de los posibles visitantes propagandistas del lugar o futuros compradores, se aprovechaba el vivero de otro vecino emprendedor don "Pepe" José Firpo que se estableciera en los fondos de la villa y en dirección a la Av. Santa Rosa con un vivero de plantas y en la frondosidad de toda una añosa vegetación y variada especie de árboles frutales, contribuía al movimiento de la zona cediendo el lugar para reuniones. Recuerdo que el Club Atlético Ituzaingó organizaba durante los veranos, fiestas-kermeses, al aire libre, con orquestas o bandas, se bailaba hasta el atardecer. Eran domingos de fiesta, de gran movimiento, pero todo era circunstancial, no estable. El lugar apenas se movía.

Después de un tiempo deja su cargo el primer conductor del tranvía, don JOSE MARIA GOMEZ, e instala donde funciona en la actualidad la Panadería "El Progreso", un almacén.

Comienzan a proveerse los pocos vecinos del lugar y se hace del negocio el centro de reunión. A la hora vespertina, los hombres con sus charlas en el "boliche" se entretienen. No faltan las partidas de truco, escobas y alguna partidita de monte.

No faltan los comentarios de carreras, surgen caballos, reservados, mentados, apuestas y desafíos. Surgen y se organizan las carreras cuadreras verdaderas fiestas del poblado.

La cancha o lugar donde se corría era la recta -sin desnivel- de la calle Lavalleja de Paysandú hasta Florida o hasta Montevideo, según la distancia que se pactara a correr.

Se reunían entonces según el decir de Eduardo N. Nari, una enorme cantidad de gente y venían vecinos de muchos lugares para ver competir al "mentado" o al ocasional adversario. No era raro, ver correr como jockey de encargo o "ablandando la cancha" a adolescentes, entre ellos, al que luego resultara el primer médico que tuviera Ituzaingó, el Dr. IDELICO L. GELPI y el escritor y poeta ELIAS CARPENA.

Así anduvo VILLA ARIZA, el lugar y el tranvía por otros años, a pesar de las fiestas, reuniones, la facilidad del pago en la venta de los terrenos, ladrillos gratis, otros diez mil a plazo, el movimiento de progreso era lento. Se iban fijando algunos nuevos vecinos, y en algunas manzanas de tierra, en vez de una casa se veían dos.

Don NICOLAS DEFILIPPI pidió extender la vía desde el centro de la Villa y galpón del depósito de los tranvías hasta el horno de ladrillos. Unos ciento cincuenta metros (hasta Treinta y Tres y Florida), pues, así aseguraba el transporte hasta la estación Ituzaingó.

En la estación también debió extender un pequeño trecho, para llegar junto a las vías de carga para el tren.

El Sr. Defilippi despachaba ladrillos para Buenos Aires y por este medio tenía asegurado el poder llegar hasta los vagones con su producción sin depender de carros o carretas tiradas por caballos o bueyes, ni de caminos intransitables por las inclemencias del tiempo. Utilizaba una zorra arrastrada por las vías por una yunta de caballos. Pagaba como derecho de uso de las vías y de la zorra la suma de cuatro pesos por viaje.

Más tarde, 1922, las gestiones ante la Dirección de Correos y Telégrafos obtiene despacho favorable y es designada VILLA ARIZA como lugar de ESTAFETA POSTAL dependiente de ITUZAINGO. Al año siguiente una institución de fomento, pro-escuela Nº 15, propicia la construcción de un local por ser esta la más cercana y casi al mismo tiempo se instala sobre la calle José C. Paz en una superficie de más de 3 hectáreas un club de polo "LOS MATREROS" (1924) uno de los pocos particulares en el Gran Buenos Aires.

Por el club se hizo una segunda extensión de vías, de unos cuatrocientos cincuenta metros que facilitaba el acceso de jugadores visitantes y público al lugar de los partidos. En el caso de haber pasajeros para el campo de polo, en el tranvía les cobraban un segundo boleto adicional y los conducían hasta el lugar. Este ramal que llegaba hasta los boxes -caballerizas- y un galpón, era utilizado para transportar mediante la zorra todo cuanto llegaba en tren para el club o para los vecinos.

El progreso de la localidad seguía lento, no conformaba. Durante 1928 se produce una gran innovación en el medio de transporte. Se le aplicó un motor Ford al tranvía. Se le instaló en una de las plataformas con un transmisor de movimiento a uno de los ejes de un juego de ruedas. El problema de la plataforma al frente se solucionó con un triángulo de vías en VILLA ARIZA y de un "plato giratorio" frente al túnel-pasaje de la estación ITUZAINGO. En la Villa al llegar el coche, recorría el triángulo y se colocaba de frente al recorrido. En ITUZAINGO se corría sobre el plato y con destrabar la unión de la vía, se hacía girar 180 grados y nuevamente presentaba su frente a la Villa.

El servicio se hizo algo más frente, más seguro y en el primer viaje que realizaba por las mañanas no se dependía del caballo que debía prepararse a la noche anterior para no salir a "campearlo" de madrugada al día siguiente.

Villa Ariza sigue progresando. Se extiende el servicio de luz eléctrica por las calles Olavarría, Montevideo -hoy Defilippi- y llega hasta Lavalleja. Se eliminan los faroles a kerosene o la luz incandescente de las casas y de los negocios (1931). Sigue la acción en forma muy activa y con un nuevo impulso. Le dedica todo su tiempo libre el nuevo vecino instalado en la Villa don Eduardo N. Nari, después primer presidente de la Sociedad de Fomento, del Club Social y Deportivo Villa Ariza, más tarde de la Cooperadora Escolar de la escuela José Hernández, nº 13 y a su influjo se amplió el edificio con muchas aulas. Siempre presente en toda otra organización de bien público -verdadero complemento y colaborador de don Nicolás Defilippi.

Siguen varios años, llegamos a 1936 y un fuerte golpe de pesar para el vecindario. Fallece Don Nicolás Defilippi.

Hombre de trabajo, honesto, cordial, siempre dispuesto a solucionar problemas familiares, económicos, sociales a todo quien le llegara. Con su numerosa familia, fue el primero en instalarse en la Villa, llevando con su industria el quehacer local, la vida al lugar.

Fue miembro de todas las instituciones de bien público que se crearon generalmente, el Tesorero. Actuó en política en forma noble y franca. Fue concejal municipal y muy estimado dentro de su partido político. Al concurrir por su deceso me encuentro nada menos con el Sr. Gobernador de la pcia. de Bs. As. Dr. Manuel A. Fresco que se había llegado a la patriarcal casa de Villa Ariza de don Nicolás Defilippi para ver por última vez al amigo y presentar sus condolencias a la familia.

 

LOS PORTONES. Se llama así el lugar por cuanto es la esquina de Bacacay y José M. Paz había una gran casa quinta cuyo terreno de forma triangular llegaba por su fondo a la calle Camacuá. La entrada de dicha casa-quinta era amplia -doble- tenía un gran portón para los vehículos y una amplia portada peatonal, todo corrido en un solo frente formado en el corte del vértice, una gran ochava. Toda la doble entrada estaba cubierta por alero a dos aguas de tejas francesas. Por la calle José M. Paz y alrededores había ya algunas poblaciones y a unos 300 metros más allá por José M. Paz daba la quinta de Bovone, luego de Stolbizer. Entre los vecinos del lugar que viajaban en tranvía, esperaban el coche junto al portón, aprovechando su amplio alero y vereda. A la vuelta le decían los pasajeros a don Juan: Bajamos en los Portones, voy hasta los Portones y así le fue quedando el nombre con el cual se le ubica o conoce, en la actualidad, a la parada de vehículos y al lugar.

Resuelto el progreso de Villa Ariza, el Banco Supervielle gestiona y obtiene se afirmara desde la estación Castelar las calles Inocencio Arias, José C. Paz, hasta Gaona. (Al cruzar el afirmado la esquina de Olavarría, José M. Paz atrapó las vías del tranvía que aún funcionaba. Por esta causa se hallan entre el afirmado en ese lugar) y un ramal o desprendimiento poblador, el afirmado de las calles Paysandú y Lavalleja, hasta el galpón de los tranvías.

 

VILLA ARIZA DESPIERTA

Con este afirmado que le une con Castelar, estación de un buen servicio de trenes, la seguridad de poder llegar y salir por el afirmado, aún caminando y cumplir ante propósitos o una emergencia, colaboró firmemente en el adelanto del lugar.

Por otra parte se realzaron las ventajas del lugar -bondad del clima, altura de sus tierras: 27 metros sobre el nivel del mar, excelente oportunidad para instalarse en lo propio y no faltó vecino que de inmediato vio las ventajas de instalar por el pavimento una línea de colectivos. Ese vecino completó el barrio que ya contaba con luz eléctrica, puesto de vigilancia policial, almacén, panadería, estafeta postal y club social y deportivo (de éste me designaron su primer vicepresidente).

El Banco Supervielle continuaba soportando las pérdidas que le ocasionaba la línea de tranvía a ITUZAINGO hasta un pequeño tiempo después de haberse terminado la concesión, pero establecido el servicio particular de colectivo por el Sr. Querell que unía Villa Ariza con una estación de tanta frecuencia de trenes, el servicio de tranvía a otra estación de menos movimiento se hizo relativo, entonces, como parte, denunció el convenio e hizo entrega de acuerdo a lo estipulado de todo el material rodante y de la línea (1935).

La Municipalidad de Morón -la otra parte del convenio- mandó levantar las vías, se llevaron los tranvías y francamente nunca se supo el fin que a todo ello le cupo. El actual tranvía que se exhibe en el Museo de Morón es similar o un modelo anterior a los que se usaban en la línea Villa Ariza - Ituzaingó. Fui varios años abonado 1923-30 con mi familia. El costo del abono era de 2,50 $ mensuales.

Así llegamos al año 1936 cuando se construyeron nuevos afirmados en Ituzaingó. Se cubren de piedras y cemento todas las calles del pueblo. Los afirmados se unen con los ya construidos en Villa Ariza y las estaciones del ferrocarril Castelar-Ituzaingó, resulten un nuevo impulso a Villa Ariza.

De inmediato el Sr. Querell que hacía el servicio de colectivo Castelar Villa Ariza, solicita y obtiene permiso municipal para la prolongación Villa Ariza Ituzaingó y quedan unidas las dos estaciones del ferrocarril Oeste por este transporte (Reseña Histórica del ayer Villa Ariza, pág. 6).

El fallecimiento del Sr. Querell y el desempeño de peones, terceros, familiares, hizo que la línea sufriera de un Servicio muy irregular -de acuerdo a sus magros ingresos- se suspendían y restablecían los servicios a "las dos puntas" al fin, se hizo por separado a cada estación, con un solo coche, a veces con dos, pero continuaban muy deficientes. La gente de la Villa, por el afirmado, iba a pie a Castelar, o a Ituzaingó.

Recuerdo el caso del estudiante normalista de la familia Córdoba, que viviendo en Artigas y Paysandú, salía todos los días caminando hacia Castelar. Si no le alcanza el colectivo, él por sus medios, llegaba a la Estación y se aseguraba la asistencia que le era obligatoria en la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta de la Capital Federal, donde se graduara de profesor en Ciencias.

Así estuvimos penando con el transporte hasta que en Morón se establece una pequeña (entonces) compañía de colectivos con un servicio puramente local. La nro. 216 llegaba hasta la barrera de la estación Castelar y Av. Rivadavia. De allí los coches v volvían a su recorrido. Los colectiveros vieron la posibilidad de prolongar la línea, cruzando la vía y tomar el doble trayecto del colectivo Castelar-Villa Ariza - Ituzaingó.

Para ello convinieron con la Sra. viuda de Querell incorporar el recorrido a la línea nro. 216 un coche colectivo en trueque, por la prolongación del servicio hasta Ituzaingó.

La Municipalidad de Morón aprueba la unión de las líneas y se extiende el recorrido de la línea 216 hasta Ituzaingó pasando por Villa Ariza. Resultando el factor más efectivo de su progreso. 1º de enero de 1944.

 

LA ESCUELA

De la trayectoria de la escuela de Villa Ariza el Sr. Eduardo N. Nari hace una nota muy interesante en su documento-trabajo: RESEÑA HISTORICA DEL VILLA ARIZA DE AYER. Con respecto a la escuela dice que la actual nro. 13 ubicada en la esquina de las calles Defilippi y Oribe en el año 1906 funcionaba en un lugar despoblado de Puente Márquez con el nro. 15. La propiedad era alquilada a un señor Antonio Devoto.

El lugar tenía una superficie de 1687 metros cuadrados. Constaba de dos aulas y una casa para el casero, completa la reseña el Sr. Nari con la nómina de los primeros alumnos y de todas las maestras-directoras. La escuela funcionaba en un solo turno con un solo grado. Los maestros llegaban en sulky luego en tranvía (cuando lo hubo) de Ituzaingó a Villa Ariza, de aquí, en sulky a la escuela. En 1918 se hace cargo la señora Emma Eguren de Ovejero quien se instala, construyendo vivienda en Villa Ariza. Al retirarse de la enseñanza en 1925 fue reemplazada por la señora Cleofina Ochoa de Basterreche. La sra. de Basterretche ante la escasa población del lugar y la coyuntura de un nuevo contrato de alquiler, procuró acercar la escuela al poblado, hace gestiones y obtiene su traslado a escasos metros de los Portones.

En los Portones ocupó la propiedad de don Jesús Díaz situada en Defilippi 840, aquí funcionó varios años con un creciente alumnado, para pasar luego a ocupar en pleno centro de Villa Ariza, un salón de la calle Defilippi 1455. La dirección de la Escuela Provincial nro. 15 (Sra. de Basterretche que tanto había procurado acercar la escuela a la Villa, conocedora de la donación hecha por los fundadores del pueblo de tierras al Consejo Nacional de Educación, comenzó a gestionar su transferencia del orden Nacional al Provincial.

En sus gestiones obtuvo en La Plata -inspección Nacional de Escuelas, Ley Lainez- favorable desenvolvimiento en ambas jurisdicciones (Nacional y Provincial) a cuyo influjo el Consejo Nacional de Educación mandara construir en los terrenos que para escuela les donaran los fundadores del pueblo, sito en Oribe y Defilippi las primeras aula-base.

Luego la Nación le transfiere a la Dirección General de Escuelas de la prov. de Bs. As. como contribución y apoyo a la instrucción pública, la escuela que se le asigna el nro. 13 del partido de Morón y lleva el nombre de un gran hombre de letras argentino (José Hernández) autor del más gaucho de los poemas. Se inaugura el 1º de junio de 1946.

 

VILLA ARIZA ESPIRITUAL

La actividad del club de polo "Los Matreros" situado sobre las calles José M. Paz y Lorenzo Barcala, ángulo norte de la Villa, fue decreciendo. Al liquidarse sus instalaciones y predio fueron adquiridas en parte por un señor Bruno y por una institución religiosa colaboradora de la Iglesia Cristiana Ortodoxa Rusa (1930).

Esta institución adaptó y modificó las construcciones existentes, para dedicarlas a lugar de estar o descanso para personas del credo, fuera de actividad o que por distintas causas se hallaran en la Argentina. Es entonces cuando se familiarizan los pocos habitantes de la Villa con la clásica figura de un sacerdote -don Jorge Romanoff- de luenga barba rubia, de cabellos también largos que forman un todo con su barba, anteojos, con un fino aro de oro que tomaban más brillo en su curtido rostro y como pectoral, una espesa cadena con una maciza cruz de Cristo.

Se le veía en el lugar en el tranvía y luego en el colectivo, seguramente, en gestiones para su pequeña comunidad. Años después con la ampliación del predio (1953) el sacerdote proyecta, dirige y construye el actual templo situado en Malabia y Chilavert con su particular línea arquitectónica. Forma rectangular con una cúpula esférica blanca, en su centro se levanta un alto y armonioso ventanal cilíndrico que sostiene la representativa esfera celeste-cielo con su cónica cúspide que eleva una Cristiana Cruz.

Dan al lugar una nota de singular colorido y belleza. El servicio religioso del Credo Cristiano Ortodoxo está particularmente dedicado a los internados y a los que ocasionalmente suelen llegarse.

Ante la falta de un templo Cristiano Católico Romano, voluntariosos vecinos (la sra. de Penninnetti, de Bonfacini, de su señorita hija que se diera de lleno a la tarea de catequista, Supervielle, Gemigniani, Allevato, Galuci-entre muchos otros- despliegan sus actividades para dotar a la Villa de otra Casa de Dios. Recurren en ayuda a las autoridades eclesiásticas, monseñor Novak de Ituzaingó, y ante el Sr. Obispo de Morón, monseñor Raspanti.

Estos vecinos en sus gestiones hallan que la manzana de tierra destinada a edificios públicos, salvo lo cedido y escriturado en favor del Consejo Nacional de Educación, actual asiento de la escuela José Hernández, nro. 13 se le había dado otro destino. No cesan en su acción y obtienen los predios donde hoy son realidades :Iglesia, Policía, Sala de Auxilios y Plaza Pública.

Para la iglesia le asignan el predio de Atacama y Colonia. Allí se concreta la actividad de los vecinos, que con elementos muy precarios construyen una primitiva capilla -1928-59- un techo de chapas de zinc y un pequeño quincho para prolongar la superficie cubierta el vecino escultor Juan Supervielle se encarga del lugar sagrado, confecciona el tabernáculo, monseñor Raspanti, obispo de Morón bendice lo instalado, el lugar (el todo puesto bajo la advocación de nuestra Sra. la Virgen de Fátima) y oficia la primera Santa Misa el 9 de diciembre de 1959.

Hoy cuenta Villa Ariza con una bonita capilla con un estilizado y alegre campanario que eleva la Cruz de Cristo al cielo, un jardín de infantes, colmado de esperanzas y un ambicioso proyecto, un gran salón y escuela primaria parroquial.

 

LOS NOMBRES DE LAS CALLES DE VILLA ARIZA

Los nombres de las calles de Villa Ariza tienen todos un origen histórico y se refieren a lugares o personas que se distinguieron en algún modo en la Banda Oriental.

El Banco Supervielle y Cía. de Bs. As. cuya casa matriz se halla en Montevideo, al intervenir comercialmente en la fundación de un pueblo propició y obtuvo de las autoridades comunales, Partido de Morón que las calles llevaran nombres de algunos hombres o lugares donde se organizara o luchara contra la Invasión Portuguesa y para su Independencia. La Banda Oriental en aquel entonces parte de las Provincias Unidas del Río de la Plata fueron invitadas por tropas del Brasil, originando la Primera Guerra Sudamericana.


GERARDO ANSALONE

Prestigioso educador, ha vivido sus juveniles ochenta y un años, acuñado por un insistente afán de hacer el bien a través de su docencia y de su aporte a la sociedad y a la cultura.

Su pensamiento y su pluma han tenido siempre como destino el bien de la comunidad y de la niñez. Este trabajo tiene su razón de ser en el llamado de una escuela para que hablara a sus alumnos de un rincón de Morón.

Nosotros lo hemos recogido para que llegue a todos los niños y docentes de Morón extendiendo  así los beneficios de un espíritu generoso. El mismo que palpita en su "Teatro Infantil" integrado por más de veinte obritas. En este quehacer obtuvo el 2° Premio en el Concurso de Teatro para niños de la Editorial Ercilla.

Su larga actuación en la docencia se cumplió en la Escuela Normal de Profesores N° 2 Mariano Acosta, en la Escuela Superior Saturnino Segurola y en la Escuela Superior Dalmacio Vélez Sársfield de la Capital Federal.

Ha colaborado en periódicos y revistas técnico-docentes y su actuación en entidades como el Centro Cultural Bernardino Rivadavia han sido un valioso aporte.

Don Gerardo Ansalone es, fundamentalmente, un hombre de bien.

VILLA ARIZA. Breves referencias (trabajo leido en la Escuela N° 68 el 15/9/1976

  Por el año del Centenario -1910- la mayoría de los fumadores consumían cigarrillos de veinte centavos el paquete o "atado". Los ...